Los días se agrietan, como algunas de tus dudas. En tiempos indefinidos donde ideas sin cabeza reinan, no puedo discernir entre lo real y lo imaginario. Lo misceláneo se apodera del cielo y del suelo. En mundos donde hay que huir para encontrarse, donde se debe escapar del "tú haces, tú temes", donde pocos alientos de pureza le quedan a la tierra, ¿cómo distinguir? Ni la droga más dura me aparta de mi mente. Ni me eleva los pies del suelo ni me entierra bajo éste, no encuentro la opción, esa opción. Ni la creo ni la destruyo. No hay peor cárcel que uno mismo, y eso no viene en los libros, ni en películas de David Lynch ni en las pinturas de Klimt.
Las verdades implícitas las descubres solo, así como las sufres.
"As we sat there listening to the carolers, I wanted to tell Brian that it was over now and that everything would be okay. But that was a lie, plus I couldn't speak anyway. I wish there was some way for us to go back and undo the past, but there wasn't. There was nothing we could do... So I just stayed silent and tried to telepathically communicate how sorry I was about what happened. I thought of all the grief and sadness and fucked up suffering in the world, and it made me want to escape. I wished with all my heart we could just leave this world behind. Rise like two angels in the night and magically disappear."
Y me voy, me voy, me voy... pero aún no me he ido. Y te vas, te vas, te vas... Dices que hoy sí te vas pero sigues conmigo.
Cuando se ponga el sol sonará esa canción que los dos nos sabemos, y, ¿qué podemos hacer, si lo que hay que tener, es justo lo que no tenemos? Ahora dirán que vivir es "no conseguir", y así pasan los años. Ya ni hace calor, y en lugar del amor nos hicimos daño.
Y ahora se que no tengo ni idea, en cambio, tú crees y dices que tienes fe, que ahora quieres creer, y eso... Sinceramente, eso no hay quien se lo crea.
- Entonces, ¿no crees en Dios? - Mi padre creía en un Dios justo. "Deus volt", ése era su lema: "Porque Dios lo quiere". Era el lema de los cruzados, y partieron a la batalla y los masacraron, igual que a mi padre. Y cuando le vi allí, muerto en un charco de su propia sangre, supe entonces que yo no había dejado de creer en Dios. Simplemente había dejado de creer que a Dios le importáramos. Puede que haya un Dios y que no lo haya, pero no creo que tenga importancia. En cualquier caso, estamos solos.
- Puedes llamarme cobarde por seguir en esta casa. En realidad, es lo que soy. - He de llamarte valiente precisamente por seguir en ella. Yo ya me habría marchado.
Algo de autodestrucción y una pizca de placer, kilos de insatisfacción y una oreja más que conquistar, quizás alguna mueca... Hemos llegado hasta la puerta.
Dicen por ahí que, de pequeños, una imagen fija se nos viene a la mente antes de quedarnos dormidos cada noche. Suelen ser recuerdos felices. Hasta hace relativamente poco, me pasé toda mi infancia empezando mis sueños con una imagen concreta: Una mano de bebé dentro del puño de un hombre adulto.
Con bastante frecuencia me venían destellos, otras veces se quedaba hasta que conseguía dormirme del todo, y otras, simplemente, aparecía mientras pensaba. Me pasé todos esos años intentando adivinar de qué se trataba, y eso que sólo era una niña. Años más tarde, en mi adolescencia, leí algo sobre el tema de esas imágenes recurrentes, y entonces pensé que podía saber de qué se trataba. Mi deducción fue, ha sido y será esta: Esa imagen era un recuerdo involuntario, y posiblemente, feliz. No era más que mi mano sobre la de mi padre, algo que quizás mis ojos vieron, mi mente capturó y mi recuerdo no alcanzaba. De hecho, quizás debiera asegurar que dibujaba un recuerdo feliz, de los más felices que me quedan, en esos tiempos en los que el mundo apenas dolía. Pero tan sólo debiera, pues, como dicen por ahí, son solo leyendas.
Quería estar apasionada por algo, y me olvidé que lo estaba. Lo estoy por la música, por aquello que significa y que no significará para mí, y por lo poco que la valoro.
Me basta una canción de Jeff Buckley, Radiohead o Maga, o cualquiera de esas personas que son capaces de decirme tanto entre acorde y acorde, o entre pausa y pausa, para levantarme cada mañana y que escuchar música sea lo primero que haga, antes de respirar, antes de pensar en nada.
Pocas costumbres me quedan, pero he aquí mi favorita: Mente en blanco, música, pienso en las vidas que no tengo ni tendré, en cada posibilidad imposible, en tiempo y miradas de las que se pierden, las oportunidades rechazadas, los recuerdos que no quieren desaparecer y los que yo hago aparecer, en ti, en mí, en él, en ella, en vosotros, en lo mucho que odio esta casa y lo tanto que quiero morir en ella. También en los viajes que no se me permiten y en aquellos que hago con la mente, en la agonía de mi hoy y la rutina de mañana, en el saber y en lo que no soy, en recordar que estoy perdida y no saber dónde encontrarme, en la compañía solitaria o en la soledad acompañada. Quizás lo último debería omitirlo, qué se yo.
Y así pasan los días, entre pausa y pausa, entre acorde y acorde. Con o sin consentimiento, sigo adentrándome en los mundos prohibidos de la belleza, y es por ello que cada día amanece por una razón. Que llueva mañana, que suene siempre.
Hace unos días, estando con un grupo de personas (llamémoslas "amigos"), intenté decir algo, como de costumbre. No era gran cosa, algún comentario carente de importancia, pues de mi boca poca palabra de valor sale. Fue entonces, cuando una de esas personas dijo entre risas y de un modo jovial y desenfadado: "Déjalo, ¡nadie te escucha!" Tiene razón, aunque yo añadiría un "nunca" al final de la frase. Y por supuesto, él se refería a ese momento, y yo a cada día de mi vida.
A pesar de las discrepancias he de confesar que soy de ese tipo de personas que hablan mucho y no dicen nada. Quizás por eso el lenguaje verbal me sirva para poco más que decir tonterías y posiblemente esa sea la razón por la que, a día de hoy, no he dicho nada que el resto quiera escuchar. Y lo más triste es que lo que quieren escuchar es algo que jamás pronunciará mi boca. No pondré palabras sinceras en oídos desinteresados. Mejor dejamos lo importante para nunca, ¿no?
"Smells the taste of all we waste, which could feed the others. But we smother each other with the nectar and pucker the sour of sugar sweet. Weather blows through out trees, swims through our seas, flies to the last gasp we left on this earth.
It's a long lonely journey from death to birth..."
"Cuando se contempla al mundo con un mínimo de perspicacia y se observan las yermas praderas del gozo y el regocijo, los secos riachuelos de la dicha, cuando se observa la estercolera y podredumbre que es la existencia humana en la sociedad en que vivimos, en donde todavía hay cárceles, tortura, hambre, competitividad, rechazo social, estatus y prestigio que aúpa a los unos sobre las costillas de los otros, entonces se comprende perfectamente que una teoría hedónica de la existencia es casi una teoría agónica."
La pared de enfrente puede ser tu mejor aliada. Siempre va a hacerte compañía, va a escucharte y jamás te juzgará. Le puedes dar los mejores besos; y la espalda cuantas veces quieras, va a perdonarte. ¿Qué se supone que tengo que envidiar?
Esos momentos en los que crees recuperar la cordura se esfuman en cuanto te asomas al precipicio, observas la realidad, la comparas con lo que creías y te das cuenta de lo que es. En esos instantes en los que no sabes dónde está la mentira ni cual es la perspectiva equivocada. A esos yo los llamo "ilusión".
Twisted thoughts that spin round my head, I'm spinning...
How quick the sun can drop away?
And now my bitter hands cradle broken glass,
of what was everything?
All the pictures have all been washed in black,
tattooed everything.
All the love gone bad turned my world to black,
tattooed all I see, all that I am,
all I'll ever be...
- Black (Pearl Jam)
miércoles, 15 de febrero de 2012
If I were you I would be afraid from myself. You became the worst creature in the worst place. Your actions define you, and, in your case, there's no turning back. Because this is what you are and who you will be. Remember past and live alone, live the present and take risks, think about future and get death. People are what they have lived, and you're nothing. All lives you could have had are in your mind, there's no possibility to make them real. There's no option. So, if I were you, I would sympathize from myself. And that's what I do, because there's no "If I were...". I am you. I am. Hello mind.
Las direcciones van desapareciendo al compás del sentido de las cosas. Porque, cuando dije "Cambiemos el sentido de todo esto", no me refería a cambiar de dirección. Y supongo que tú tampoco.
Antes la vela se alzaba y el barco se dirigía rumbo a ninguna parte, pero nunca nos importó. Ya no somos ese barco que tanto quería explorar, que osaba aventurarse hacia lo prohibido. Ahora solo somos olas.
Me quedé en la calle. Observé como se quemaba. Me imaginé el aspecto de los torsos sin extremidades que se hallaban dentro, de los pechos ennegreciéndose, de los vientres ardiendo lentamente, estallando en llamas uno a uno. Me quedé durante una hora y nadie salió de allí. Permanecí ahí, bajo la luz del fuego, arrasado por el calor, la mancha de sangre de mi pecho como el continente de un mapa, nuevo y violento. Me sentí purificado, sentí como este tenebroso planeta giraba bajo mis pies, y supe cual es ese secreto que solo los gatos conocen, ese que les hace gritar como bebés en la noche. Miré al cielo a través del intenso humo lleno de grasa humana y vi que Dios no se encontraba ahí. Vi que esa oscuridad fría y asfixiante se extiende hasta el infinito, vi que estamos solos. Vivimos nuestras vidas, puesto que no tenemos nada mejor que hacer, más adelante ya les buscaremos un sentido. Venimos de la nada; tenemos hijos que se encuentran atados a este infierno al igual que nosotros, y volvemos a la nada. No hay nada más. La existencia es algo fortuito. No hay ningún patrón salvo el que imaginamos cuando nos quedamos mirando fijamente durante mucho tiempo. No tiene ningún sentido, salvo el que elegimos imponer. Este mundo que va a la deriva no está moldeado por vagas fuerzas metafísicas. No es Dios el que mata a los niños, ni es el destino el que los despedaza, ni es la casualidad la que se los da de comer a los perros. Somos nosotros. Solo nosotros.
Un abrazo es lo que siempre falta, y no todos esos montones de ropa que dices necesitar, ese portátil que tienes sobre la mesa y todo ese dinero que te dejas en cuidar tu imagen para levantarte igual de horrible cada mañana.
Porque hagas lo que hagas, siempre sigues siendo tú misma. Y ese es nuestro mayor consuelo o nuestro peor castigo.
Las vidas se valoran tanto como los techos. Da siempre gracias a que tienes un lugar donde caer muerto, donde la lluvia no te moja y la gente no te mira.