Viajero que regresas a esa ciudad del Norte,
donde una dulce nieve empapa la razón,
donde llegan los barcos cargados de preguntas
a muelles laboriosos como mi corazón,
háblale de mi vida, de las autopistas negras
que atraviesan volando mi terca soledad.
Y dile que le echo de menos cuando aprieta el frío,
cuando nada es mío,
cuando el mundo es sórdido y ajeno.
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