En mundos donde hay que huir para encontrarse, donde se debe escapar del "tú haces, tú temes", donde pocos alientos de pureza le quedan a la tierra, ¿cómo distinguir?
Ni la droga más dura me aparta de mi mente. Ni me eleva los pies del suelo ni me entierra bajo éste, no encuentro la opción, esa opción. Ni la creo ni la destruyo. No hay peor cárcel que uno mismo, y eso no viene en los libros, ni en películas de David Lynch ni en las pinturas de Klimt.
Las verdades implícitas las descubres solo, así como las sufres.